LA HUMANIDAD EN MOVIMIENTO


Nuestros modelos políticos, como el capitalismo por ejemplo, están produciendo cambios en nuestra sociedad. Algunos de estos son buenos, como la mejora de la economía de un país o los diferentes avances de tecnología que se producen. Pero existen consecuencias que son muchas, ya que, como Bauman pone en su libro, “el capitalismo es como una serpiente que se alimenta de su propia cola” (pg. 43).

Decimos esto porque un país bajo estos regímenes comienza a enriquecer a algunos pocos y a otros muchos les deja a un lado. En estos casos “la pobreza global huye” (pg.45) ya que sus tierras y medios para subsistir son contaminadas a gran escala y ante su atónita mirada. Y mientras sea por ganar dinero, comienzan a disminuir el presupuesto de educación y de las instituciones que deberían ser la ayuda para los más necesitados.

Así pues, se están acabando “las tierras vacías o de nadie” (pg. 47), esto por las múltiples concesiones y por el aumento excesivo de población. Asimismo, debido a eso, aumentan también los “desperdicios humanos” (pg. 47).

Esto conlleva muchas veces a las guerras, que más bien son pantallas de humo para ocultar muchas de las acciones para el propio interés de los gobernantes.  Ya que es más fácil expulsar a una población de sus tierras para aprovechar aquellas “tierras vacías”.

Y es que en estos casos se produce el movimiento de grandes masas humanas. Al sentirse amenazados y sin recursos con que sostenerse, se lleva a cabo la “emigración” (pg. 53) de millones de personas que son movidos a pedir asilo en países extranjeros.

El autor nos dice que “convertirse en un refugiado significa perder” (pg. 60), ya que no se puede regresar al lugar donde antes se vivía, pues, en muchos casos, han sido objeto de saqueos y todo tipo de destrozos.  Incluso se llega a decir que estos son “la encarnación del desperdicio humano” (pg. 62).

La dificultad para un ser humano en esas condiciones también radica en que “nadie quiere a los refugiados”. Existe el temor en las personas residentes del país que acoge a estos extranjeros, y es por ello que se cometen actos de discriminación.

Así quedan destinados a no tener un lugar en el mundo, pues son expulsados de su lugar de origen y no son aceptados en otros lugares de la tierra.  Son sospechosos y victimas del resentimiento de las personas, que aprovechan para hacerles la vida más desgraciada de la que ya la tienen. Y todo por ese miedo a “lo desconocido” (pg. 72).

Y aunque en un refugio se “estrecha aún más los vínculos que unen a los ocupantes del campamento” (pg. 70) no tienen escapatoria de la vida que les ha tocado.

Los que tienen el poder se unen con los países pobres para que estos hagan el trabajo sucio y pesado, de no dejar pasar a personas necesitadas de refugio, víctimas de guerras y exilio de sus propias tierras. Ya que ahora se invierte en tecnología para evitar el ingreso de los no deseados. Es como una estrategia para ganar, como pone Bauman: “primero amplías el perímetro, luego hechas cerrojo” (pg. 79).

BAUMAN, Zigmunt: Tiempos líquidos. La humanidad en movimiento. Ed. Tusquets, Barcelona 2017, 13-42 pp.

M.A.A.T.

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