LA GLOBALIZACIÓN NEGATIVA: MIEDO E INJUSTICIA
La “globalización negativa” (pg.15)
ha traído grandes consecuencias a la humanidad, y siendo un problema universal
no basta con “soluciones locales” (pg. 41). Esto pues presenta un gran
problema, puesto que, nos basamos en el “individualismo” (pg.40) que nos lleva
al “debilitamiento de los vínculos humanos” (pg. 41).
El miedo se da en nosotros cuando
no podemos predecir el destino. El estado es el que mantiene ese miedo a flote,
pues es un “mercado sin fronteras” (pg. 17) donde se benefician los que
prometen “seguridad personal” (pg. 27). Así pues, impulsados por el miedo, la mayoría
“correrán el riesgo de ser menos libres” (pg. 18).
Pero esto no significa que
tendremos afianzada nuestra seguridad, pues “cuando hablan las armas, callan
las leyes” (pg. 17) y con eso también las promesas políticas. Las guerras
infunden miedo al igual que el “terrorismo global” (pg. 27). Y aunque “el miedo
a un enemigo fantasma es lo único que les queda a los políticos para mantener
su poder” (pg. 28), los terroristas infunden más miedo por las acciones de “las
fuerzas de la ley y el orden” (pg. 31) que por su propia actividad.
Así el estado es la principal ayuda
de los terroristas para difundir el miedo a través de los centros de
comunicación, como son la televisión y la radio. Los gobiernos actúan “en lugar de detenerse a
reflexionar” (pg. 35). Esto conlleva a usar las fuerzas contra lo que parece
amenaza sin serlo, o a dejar pasar algo que en realidad es una amenaza.
Tras esta lucha que deja trágicas muertes
de culpables e inocentes, se esconden grandes “intereses económicos” (pg. 37).
Tal es el caso de las armas ligeras que son “las auténticas armas de
destrucción masiva” (pg. 37), ya que muchos inocentes mueren por el uso
incorrecto de estos artefactos para la defensa. Esto conlleva a una expansión
del miedo y a un aumento de leyes que “coartan las libertades humanas” (pg. 38).
“La humanidad se halla expuesta a
la voracidad de las fuerzas que el estado no controla” (pg. 40). Y con eso el
pánico aumenta en todos, ya que no existe una solución global al problema del
miedo y la globalización negativa.
Nuestra tarea para combatir esto es
“reunir de nuevo poder y política” (pg. 41). Aunque suena imposible, pues
“carecemos de las herramientas que pueden elevar la política hasta el lugar en
el que ya se ha instalado el poder” (pg. 42). Casi la mayoría de personas solo
ven por ellas mismas, sin tomar en cuenta el bien de los demás. Bauman cita a Barber
quien dice lo siguiente: “ningún niño estadounidense puede sentirse seguro en
su cama si los niños de Karachi o de Bagdad no se sienten seguros en las suyas”
(pg. 42).
Nadie puede sentirse verdaderamente
libre si alguien está en opresión. No hay que desligarse de los demás siendo
injustos por causas que no existen. Bien pone Bauman que si queremos paz hay
que preocuparse por la justicia (pg. 13), pero que sea una justicia universal y
no individual. Esta sí que sería una herramienta para dar lucha a la
globalización negativa que tanto daño hace a la sociedad.
BAUMAN, Sigmunt: Tiempos líquidos. La vida líquida moderna y sus miedos. Ed. Tusquets, Barcelona 2017, 13-42 pp.
Miguel
Antonio Arista Tafur
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