EN DEFENSA DE LA FILOSOFÍA

Desde hacía mucho tiempo nos venimos preguntando sobre lo que es verdaderamente la filosofía. Pieper nos dirá que “Filosofar significa reflexionar sobre la totalidad” (pg. 12) de las cosas o los objetos. Ciertamente la filosofía nos llena de preguntas sobre una cosa, y quiere saber su lado oculto, pensando que lo tiene, y sin dejar de mirar con ojos de niño a tal objeto.

Se podría decir que filosofar es “una actitud humana fundamental frente al mundo” (pg.25). El filosofar no es un acto que se pueda aprender con simplemente asistir a clases, sino que tenemos que concentrarnos en un objetivo definido y ponerle atención, haciendo preguntas existencialistas de tal objeto. Claro que ese proceso no se puede hacer si estamos ocupados con las cosas que te alejan de la sintonía entre el objeto y lo que quieres saber sobre él. Tanto así que el problema de la muerte nos lleve a tales preguntas y no al miedo que comúnmente se le suele tener.

Y es que “el que filosofa se halla por naturaleza en irremediable desacuerdo con todas las habilidades del hombre práctico” (pg. 30). Todo filósofo se encontrará con esta realidad, nadie ve lo que él ve, pues nadie tiene tiempo de pararse a preguntarse por las cosas que lo rodean o por ellos mismos. Se debe, por esa razón, defender la filosofía.

Se puede decir también que existe una “vinculación entre el acto filosófico, el poético o creador y el religioso” (pg. 38), por los enigmas que guarda cada uno sobre la vida y el mundo. Es pues, que estos, van perdiendo su valor cuando nosotros vamos perdiendo el interés, y los vemos cómo continuos o repetitivos. Todo porque no sabemos diferenciar lo verdadero de lo falso.

Así también, se dice que el “filosofar es (…) un obrar libre, y por esta razón no sirve nada ni para nada” (pg. 46) pues cada uno puede elegir entre el filosofar o el ver las cosas de una manera despectiva. Nadie puede quitarle la libertad al pensamiento, pero para los que no desean filosofar, la filosofía no les servirá para nada.

El deseo de que el “mundo se muestre tal como efectivamente es” (pg. 51) nos mueve a buscar la verdad, y es en ella en la que nos encontraremos con la libertad deseada.  Pero no por ello daremos por verdadero a cualquier respuesta encontrada, por muy veras que parezca, pues un filósofo debe mantener esa actitud crítica ante una cuestión y todo lo que le precede.

Y aunque se ponga tesis y argumentos en contra de la filosofía, al examinar la cuestión en si “significa ya filosofar” (pg. 68). Y es que muchas veces criticamos y ponemos en tela de juicio lo que no consideramos que nos sirva de algo, pensando en nosotros mismos, y damos por sentado que lo que pensamos es lo verdadero, sin criticar, y ponemos argumentos en contra de las cosas de los que dudamos si verdaderamente son lo que aparentan.

Toda persona está llevada a querer conocer, como Pieper nos lo pone que el hombre “suspira sobre todo por ver y conocer” (pg. 72). No solo se conforma con tener la respuesta a una pregunta, sino que también quiere verlo empíricamente. Solo fijémonos en la cuestión de Dios, a la cual el hombre ha querido darle una respuesta que vaya acorde con la realidad y con las diferentes experiencias de las personas a lo largo de la historia humana.

Filosofía en un término negativo “significa no-sabiduría” (pg. 82), y al contrario, en termino afirmativo es “la búsqueda amorosa de lo que es absolutamente digno de saberse” (pg.82). Se tiene bien en claro que no se puede hablar de sabiduría cuando decimos filosofía, sino que es una búsqueda de esta. Es por ello que encuentra su razón de ser en la búsqueda de respuestas.

No es tampoco de la filosofía el “trabajo en equipo” (pg. 91), pues cada uno tiene su manera de pensar y puede alcanzar diferentes respuestas a las de los demás, por lo tanto, no se llegaría a ningún punto, ni al descubrimiento de nuevas maneras de pensamiento.

La filosofía también es “motivo de confusión” (pg.95) para muchos. Esto es porque no se puede expresar como cualquier ciencia lo hace, y además, como el propio autor escribe “está siempre en camino” (pg. 98) a la verdad, pero no siempre se logra responder en su totalidad.
Ser crítico es importante para un filósofo. Y ver críticamente las respuestas que te da la filosofía es completamente válido y necesario, ya que sin ello no se podría llegar a la verdad. Es al ver el todo de una cuestión cuando se puede hablar de perfectitud.

El hombre es movido por la propia naturaleza a buscar explicación acerca del mundo y de sí mismo. Y aunque algunos se quedan en lo que les dicen sin cuestionarlo, los filósofos intentan comprobar esa verdad. Esto a través de un lenguaje netamente filosófico y a la mirada empírica del problema. Aunque es dificultoso “hablar de algo que se representa de manera irrecusable” (pg. 113), ya que se da la contra a una teoría ya aceptada por muchos como cierta.

El filósofo va aprendiendo de los problemas impuestos y del lenguaje de la ciencia. La filosofía genera a partir de estos un lenguaje propio aunque muchas veces resulte incomprensible para los que no son filósofos o los que recién están comenzando.

La experiencia también es un punto clave para defender a la filosofía, pues se puede definir como el “conocimiento a base de un contacto directo con la realidad” (pg. 122). La filosofía lleva el conocimiento de la experiencia y lo combina con la razón, para obtener respuestas acorde con la realidad.

Se puede decir que un filósofo es aquel “que aspira a la sabiduría total” (pg. 126) pero existe un problema que atañe a los que filosofan ¿podrá el filósofo incluir en su pensamiento las concepciones de fe, revelación, sagrada tradición, teología?  A lo que respondemos que sí puede, pues dado a sus creencias el filósofo tratara de encontrar la verdad con la motivación de encontrar el sentido, valga la redundancia, de su creencia.

Así pues la filosofía debe tener en cuenta la revelación y su implicancia en la vida de la humanidad, pues es esta la que puede dar sentido a diferentes términos filosóficos. Puede incluso llevar a verdades que “están, con todo, ocultas” (pg. 134).

Se puede entender con esto que existen diferentes críticas a la filosofía, pero también existen maneras de cómo defenderla ante tales reproches. Pero en fin, quedémonos con lo que el autor de “defensa a la filosofía” dice: la filosofía es la “búsqueda amorosa de la verdad” (pg. 103).


PIEPER, Josef: Defensa de la filosofía. Ed. Herder, Barcelona 1973.

M.A.A.T.

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